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sábado, 25 de enero de 2014

Iba caminando cuando de repente lo vi, él estaba ahí parado junto a la acera. Levantó su cabeza y nuestras miradas se encontraron. Sentí como un hormigueo cálido me recorría de cabeza a pies. El tiempo se detuvo y todo a mi alrededor desapareció, solamente lo veía él y eso me agradaba más que cualquier otra cosa. Su mirada era profunda y en este momento las palabras sobraban, no eran necesarias. Bastaron solamente unos segundos para que yo llegara a la conclusión de que lo había encontrado, había encontrado al amor de mi vida y sabía que nunca más volvería a ser la misma.

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