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lunes, 25 de marzo de 2013

Desde pequeña siempre fui una chica que andaba sola, jugaba sola, en general, hacía todo sola. No me juntaba con nadie. Amigos, no tenía, ni deseaba tenerlos. Así me crié, con mis padres, mis dos hermanos y con mis 3 amigas imaginarias. En el colegio era conocida como la chica rara, la chica solitaria que no tenía amigos. Pocas personas se acercaban a mí, y cuando se acercaban era porque querían algo de mí. Entré a la secundaria, en mi salón todos eran amigos, yo no. Me sentaba en los primeros bancos, estar tan sola siempre me hacia concentrarme en mis estudios y superarme cada vez más. Cuando se debían hacer trabajos en grupos, a pesar de mi capacidad, era la última en ser elegida, no porque ellos quisieran, sino porque sobraba yo. Me sentía sola, lloraba por ser tan excluida por todos. Mi cuerpo no era perfecto, era gorda, fea y esas palabras de parte de ellos me lastimaban cada vez más. Amaba los deportes, y aunque supiera jugar bien, también era la última en ser escogida. Luego de un año conocí a varias personas, personas a las que consideré mis amigas, amaba pasar tiempo con ellas. Eran como 10 chicas las que había conocido. De esas amigas que conocí ahora, solamente me queda una, las demás me han dejado, me han ignorado, me han lastimado.
Antes lloraba por tener amigos y ahora estoy comenzando a echar a todas las personas falsas que se me acercan, con el tiempo me he vuelto una persona más fuerte. No tengo miedo a quedarme sola ahora, antes si lo tenía, pero ahora no me importa.

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